stagecoach

El responsable de relaciones laborales de la CEOE, José de la Cavada, o de la Cagada, ha criticado los cuatro días de permiso que el Estatuto de los Trabajadores otorga por defunción de un familiar de primer grado cuando se hace necesaria la pernoctación, «porque los viajes no se hacen en diligencia». Para el responsable de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales son otros los tiempos que corren y, hablando de correr, los trenes, las motos, los coches y los autocares alcanzan más velocidad que viejos medios de transporte que podemos admirar en algunos museos de antigüedades. Bueno, algunas diligencias no tardaban mucho en llegar a su destino, pero necesitaban, por supuesto, unos caballos de más, como se observa en la ilustración de este post, que no refleja totalmente una realidad pasada.

Dado que cada vez son más los españoles o residentes en España que encuentran fácilmente empleo en virtud de la mejor reforma laboral que se haya visto en la paradisíaca democracia neofranquista, son previsibles cifras crecientes de muertos en la familia de cada empleado, y ya que los salarios no paran de subir, Don José ve de lo más factible que los currantes no reparen en gastos a la hora de desplazarse para dar el último adiós a sus parientes más próximos.

Así que con unas cuantas horas de ausencia del tajo, sobre todo si se tiene a mano un tramo del AVE, tendrán los trabajadores tiempo de sobra para no mermar la productividad empresarial ni afectar negativamente a la cuenta de resultados que tanto interesa a cualquier buen propietario de la fuerza laboral de cualquier explotado.

Es más, han llovido propuestas desde distintos puntos del espectro económico y político patrio para solucionar un desproporcionado e injustificado absentismo por causa del óbito de un ser querido. La más interesante plantea la criopreservación (provisional y a bajo coste) de los cadáveres de los allegados del trabajador para que técnicamente pueda apreciarse algo de vida o una muerte no absoluta y no asistir, por tanto, ni a velorios ni a funerales.

A esta genial y racionalista medida recomendada se le ha sumado, por ejemplo, la que consiste en compensar la no asistencia al lugar de fallecimiento de la parentela con cinco minutos más de pausa en el transcurso del horario de curro o la entrega de tentadores vales de descuento en productos de tiendas de artículos de broma para que el empleado en cuestión olvide un rato sus penas o sobrelleve con un poco de humor la desaparición de un padre, una madre, un hermano o un hijo.

Pese a todo este despliegue de empatía colectiva emanada del mundo explotador, no han faltado voces de repulsa contra estas alternativas cargadas de humanidad y óptimos deseos. ¿Cómo va a avanzar una superpotencia como la española con demasiados quejicas sueltos que desprecian los altruistas propósitos de los que quieren beneficios incrementados sin arruinar la vida de nadie?

Hemos de cambiar de mentalidad para construir un futuro mejor para las generaciones que nos sucedan. Perdón, José de la Cagada, ¡perdón! de la Cavada de Tumbas, por no haberte sabido comprender desde el principio.